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Legado Ritual – Ser Gran Oriente de Francia

Trataremos la cuestión ritual para finalizar esta serie de artículos (Parte 1Parte 2) sobre qué supone formar parte del Gran Oriente de Francia. Veamos la estrecha relación histórica de nuestra federación con algunos de los ritos más extendidos en la masonería alrededor del globo.

Legado y continuación ritual

El Gran Oriente de Francia es depositario y custodio de la más antigua tradición ritual conocida de la masonería especulativa. Esta afirmación puede resultar muy osada, pero sin entrar en detalles (que se pueden alargar hasta el infinito y provocar disputas eternas), podríamos resumir el periplo así:

En 1717 cuatro logias de Londres decidieron unirse en la primigenia Gran Logia de Inglaterra. Todas ellas tenían unos usos rituales muy similares. En menos de una década, como hemos visto, algunos miembros de esta obediencia cruzaron el Canal de La Mancha y se establecieron en Francia, donde las logias que acabarían conformando el Gran Oriente de Francia han empleado esos rituales initerrumpidamente hasta hoy en día.

Los masones antiguos, que llegaron después

En la actualidad existe una gran diversidad de ritos masónicos, habitualmente ligados a determinadas sensibilidades simbólicas y de la perspectiva de qué deben implicar los trabajos masónicos.

Hacia 1750, algún tiempo después de que esta masonería se estableciera en Francia, surge en Inglaterra una nueva corriente masónica encabezada por católicos irlandeses. Se autodenomina «masonería de los Antiguos» y se reivindica como auténtica heredera de las tradiciones de los masones operativos medievales.

En contraposición a su antigüedad denominan despectivamente masonería «de los modernos» a la primera Gran Logia y sus miembros. Esta disputa se alargará en Inglaterra hasta bien entrado el año 1813, en el que ambas corrientes se fusionarán conformando la actual Gran Logia Unida de Inglaterra (UGLE en sus siglas inglesas). Recordemos que el Gran Oriente de Francia adoptó su forma actual en 1773, es decir, cuarenta años antes.

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Mandil de Elegido Escocés

Rito moderno o francés

Mientras que en Inglaterra andaban a la greña con cuestiones de antigüedad y genuinidad, en Francia se siguió haciendo masonería de tradición moderna (que paradójicamente era más antigua). El rito moderno (después también llamado francés) se mantuvo sin muchos cambios en sus formas hasta mediados del s.XIX.

Cambios de fondo, cambios de forma

El cambio en las formas fue posterior al cambio en el fondo, pues los principios ilustrados pusieron en tela de juicio algunos dogmas establecidos: el principal fue el de la obligatoriedad de la creencia en Dios para ser masón.

Este nuevo planteamiento de una masonería adogmática dio pie a que la corriente científico-positivista de moda cuestionase las formas dentro de las logias masónicas del Gran Oriente de Francia, impulsando reformas en el ritual con el objetivo de quitarle los elementos simbólicos que consideraban innecesarios. Prácticamente todo, a juicio de quien mide la dimensión simbólica desde el método científico.

Afortunadamente, varias décadas después se llevó a cabo un completo trabajo de «restauración» bajo la tutela del Gran Maestro del GOdF Arthur Groussier. Con este trabajo se restableció el corpus simbólico del rito para aproximarlo a los rituales genuinos.

El trabajo de Groussier resultó ser realmente exitoso, pues se sigue utilizando a día de hoy como ritual de referencia del Gran Oriente de Francia, y todas las logias están autorizadas a practicarlo.


Rito escocés antiguo y aceptado

El Rito Escocés Antiguo y Aceptado es el sistema masónico ritual más utilizado del mundo y el que practicamos en nuestro taller. En él se practican los archiconocidos 33 grados, y el Gran Oriente de Francia tuvo un importante papel en su desarrollo y expansión .

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Mandil de Maestro Perfecto

Tras el inicio de la masonería especulativa (1717) los grados más allá del tercero se desarrollaron muy pronto: ya hay constancia de su existencia en 1732 en Londres.

En esa época, el adjetivo «escocés» se aplicaba a cualquier grado después del grado de Maestro (tercero). En 1745 existía en Burdeos una logia «escocesa» .

Estos grados nacieron como una manera de dar respuesta a algunas incógnitas que deja la leyenda del grado de Maestro. Por ello, surgen grados dedicados a temáticas diversas y variadas, sin un órden ni continuación de unos a otros.

Como era previsible, se realizaron esfuerzos en ordenar estos grados como sistemas con una progresión lógica. Así nacen los sistemas de «Altos grados».

Mientras tanto, en los Estados Unidos las logias habían proliferado en doce de los estados. Las primeras logias en llegar fueron las de los Modernos, pero también los Antiguos crearon sus propias logias allí.

La logia de los Antiguos de la ciudad de Charleston creó en 1802 un organismo para la práctica de un grado con el número 33 como elemento simbólico, añadiendo 8 a los 25 que ya se venían practicando en Europa en el denominado Rito de Perfección.

Dieron instrucciones a un masón francés (el Conde de Grasse-Tilly) de ordenar y difundir los grados. Con este mandato, el conde puso rumbo a París.

A su regreso, y pasada la Revolución, en 1804 se creó la Gran Logia General Escocesa para completar, ordenar y administrar esos grados escoceses. Esta Gran Logia estuvo vinculada estrechamente desde su misma creación al Gran Oriente de Francia.

En la unión de la Gran Logia General Escocesa con el Gran Oriente de Francia aparece por vez primera la expresión Rito Escocés Antiguo y Aceptado

Un legado plenamente activo

Como hemos visto, el Gran Oriente de Francia ha jugado un papel fundamental en la consolidación y expansión de dos de los principales sistemas rituales que hoy se utilizan en el mundo.

Asimismo, cabe recordar la ruptura con las prácticas inmovilistas en lo referente a la organización de las logias y del conjunto de la federación.

Siendo así, las logias que pertenencemos al Gran Oriente de Francia tenemos la certeza de que nuestra organización garantiza una gestión libre de líderes perpetuos, gurús y otros tipos de mandos incuestionables.

Además, el «privilegio» de que nuestros rituales procedan directamente de las primeras logias que los practicaron confiere a la masonería del GOdF un «sello de calidad» en lo concerniente a nuestros usos.

Pero también la responsabilidad de continuar haciendolo por respeto a los masones que nos precedieron y los que nos sucederán.

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