• Legado Ritual – Ser Gran Oriente de Francia

    Trataremos la cuestión ritual para finalizar esta serie de artículos (Parte 1Parte 2) sobre qué supone formar parte del Gran Oriente de Francia. Veamos la estrecha relación histórica de nuestra federación con algunos de los ritos más extendidos en la masonería alrededor del globo.

    Legado y continuación ritual

    El Gran Oriente de Francia es depositario y custodio de la más antigua tradición ritual conocida de la masonería especulativa. Esta afirmación puede resultar muy osada, pero sin entrar en detalles (que se pueden alargar hasta el infinito y provocar disputas eternas), podríamos resumir el periplo así:

    En 1717 cuatro logias de Londres decidieron unirse en la primigenia Gran Logia de Inglaterra. Todas ellas tenían unos usos rituales muy similares. En menos de una década, como hemos visto, algunos miembros de esta obediencia cruzaron el Canal de La Mancha y se establecieron en Francia, donde las logias que acabarían conformando el Gran Oriente de Francia han empleado esos rituales initerrumpidamente hasta hoy en día.

    Los masones antiguos, que llegaron después

    En la actualidad existe una gran diversidad de ritos masónicos, habitualmente ligados a determinadas sensibilidades simbólicas y de la perspectiva de qué deben implicar los trabajos masónicos.

  • Impresiones de iniciación

    La iniciación es sin duda la vivencia más impactante y especial que puede experimentar quien accede a la masonería. No en vano todo masón recuerda la suya con especial cariño, y resulta inevitable revivirla en cada nueva ceremonia de recepción de una persona profana que se inicia.

    Publicamos en esta ocasión fragmentos de la «Plancha de impresiones» de un Aprendiz recientemente iniciado en nuestra Logia. Se llama Plancha de impresiones al primer trabajo escrito que deben redactar quienes acaban de ser recibidos masones.

    En este trabajo debe plasmarse lo vivido durante la ceremonia de iniciación de un modo personal y completamente libre, pues será leída durante la primera reunión en la que participará el nuevo miembro. Y qué mejor modo de hacerlo que con la llegada al taller del que se aspira a formar parte…

    Llegué antes de hora a la cita, no podía esperar más, los nervios que tenía eran como cuando fui el primer día al colegio, la primera cita con mi pareja o el nacimiento de mi hijo. La espera fue larga, inquietante e interminable. En cuanto vi a quien es ahora mi  hermano, y me dijo: «¡acompáñame! ¿ha sido  larga la espera?» Sentí que ya empezaba todo y que no había vuelta atrás.