• Somos Cierzo

    Sobre nuestras tierras sopla un viento. Un viento procedente de las alturas, de los montes de los Pirineos. Esas alturas inmateriales, desencarnadas e ideales.

    Caminando desde las cumbres. Las cumbres desoladas, etéreas y sutiles que arañan el firmamento. Trayendo con él algo del más allá. Algo de sabiduría, algo de espiritualidad y algo de eternidad.

    Lo podemos llamar espíritu. O alma. O esencia. Poco importa. Porque se aproxima.Impetuoso. Vehemente y fogoso.

    Pasando por los bosques, los valles y los pueblos. Atormentando sin cesar todo y nada. Frondosos robles, salvajes rebaños o solitarios campanarios. El espíritu sopla por allí.