El Gran Oriente de Francia afirma su indignación y su más firme condena del rechazo de los gobiernos italiano y maltés, despreciando el derecho internacional y sobre todo la más elemental humanidad, a acoger al Aquarius, barco que ha recibido a más de 600 emigrantes en peligro.
Del mismo modo, el Gran Oriente de Francia condena el silencio y la inacción de la mayoría de países europeos, Francia entre ellos, ante una urgencia humanitaria que no presupone nada en cuanto al futuro estatus concedido a estas personas.
Ayer como hoy y fiel a sus principios y a los valores humanistas, el Gran Oriente de Francia recuerda que la dignidad humana no es negociable.
Apelamos al despertar ético de Europa y a una colaboración que permita una respuesta global, compartida y estructural a la cuestión de los hombres, mujeres y niños que huyen de sus países de origen.